5 de enero de 2015

                          La cigüeña blanca










Compañera de mis andanzas fotográficas, la cigüeña blanca es y será para mi un ave mágica, bonita, que me transmite alegría. La busco incansablemente en campos y pueblos, en campanarios y conventos abandonados. Desde siempre me ha atraído su vuelo, su fidelidad y ese aura de candidez que lleva entre sus alas.

Quiero desde aquí, dar mi visión de su maravilloso mundo, el de un ser que siempre ha estado ligado a nosotros, desde tiempos lejanos, al hombre, a la vida rural y al campo, hacerles un pequeño homenaje, se lo merecen sin duda.




Mañana fría, desde Santa María de la Encina, el nido que se encuentra en el campanario del antiguo convento de las Concepcionistas Franciscanas, en Burguillos del Cerro.



Voy a explicar un poco a mi manera, la manera de vivir, su reproducción y sus hábitos más conocidos.



                         Cigüeña blanca (Ciconia ciconia)


 Esta ave ha estado ligada al hombre desde hace muchísimo tiempo, se tiene constancia de ella gracias a los archivos fósiles en los que se han encontrado datos que las sitúan entre el periodo Oligoceno y Mioceno, es decir hace unos 40 millones de años.

  El ser humano empezó a crear núcleos y a cambiar su modo de vida, cultivando la tierra y así la cigüeña se unió al hombre, por conveniencia de ambos. El hombre vio que ellas se alimentaban de pequeños animales molestos para sus cosechas como pequeños roedores, insectos, etc. y ellas encontraron cobijo y una forma más fácil de encontrar comida. Sin duda un intercambio de intereses a veces nada bueno para ellas. El hombre fue transformando sus formas de cosecha, pasando del secano al regadío, abusando de los plaguicidas, haciendo que los insectos de los que se alimentaban desapareciesen en número importante. La relación hombre-cigüeña llegó a un punto nada bueno en las décadas entre los años 60 y 80. Gracias a la concienciación y a la importancia que se le ha ido dando al cuidado del medio ambiente, la población de cigüeñas ha ido evolucionando hacia arriba.





Burguillos del Cerro, Badajoz.

  Cigüeña blanca (Ciconia ciconia)

  Es un ave grande, de entre 100cm a 115cm desde el final de su cola hasta la punta del pico y con una envergadura alar de entre 150 a 215cm, por lo que es de gran tamaño y su peso puede oscilar entre los 2900 y los 4400kg. Siendo el macho de mayor peso que la hembra. Su plumaje es característico, blanco con plumas negras en las alas. Otra de las partes que la define son sus patas largas y su pico en forma de lanza, de color rojo intenso.

  Son aves gregarias, que viven en colonias de diversa cantidad y también monógamas, lo que quiere decir que cuando se emparejan lo hacen de por vida, solo cambiando de pareja cuando uno de los dos miembros muere. Suelen volver siempre al mismo nido y si al hacerlo éste ha desaparecido, construyen otro en las inmediaciones o en el mismo lugar.



Construcción del nido en lo alto del campanario de Brovales, meses antes se quitaron sus nidos, pero los volvieron a construir en unos 15 días.




En Brovales, Badajoz.



  Aves migratorias de grandes distancias, se aprovechan de las corrientes de aire caliente (térmicas) para volar, ya que el vuelo batido les supone un enorme gasto de energía, solo lo utilizan en cortos desplazamientos. Es impresionante verlas volar con el vuelo a vela, el que utilizan para hacer medios y largos recorridos. Yo las he visto en Zafra (Badajoz) pasando sobre la ciudad, decenas de ellas juntas con ese vuelo que las caracteriza, con sus patitas y cuello extendidos, con esas grandes alas...me quedé con la boca abierta parada en un semáforo, creo que fui la única persona que se dio cuenta, tal vez este tipo de cosas le entusiasman a poca gente, a mi si. Otro lugar que me encanta observar es la colonia que hay cerca, en unos eucaliptus, en los que he contado 27 nidos y donde hice esta fotografía.


Volando en grupo, colonia cerca de Zafra, Badajoz.

Calma después de que se asustasen al verme.

  Sus migraciones han cambiado, creo que en parte debido a que encuentran abundante comida en los muchos basureros cercanos a los pueblos y también a que los inviernos son algo más suaves. Aquí donde vivo, llegan a mediados de noviembre para quedarse hasta finales de julio, cuando los polluelos ya han sido criados. Las primeras las he fotografiado este 2014 más o menos en la tercera semana de noviembre.

  Algo que llama mucho la atención y es muy bonito de observar, es como arreglan su nido tras su ausencia. Es un constante goteo de ir y venir con ramitas, trozos de plástico y todo aquello que les ayuda a restaurar su nido. La fotografía superior, la que se ve llevando material, está hecha en el pueblo de Brovales, el año pasado cuando llegué me encontré que todos sus nidos habían desaparecido, no quedaba ni uno y ellas iban y venían sin parar, en un frenesí de vértigo, con ramitas en los picos. Fue un espectáculo ver con qué rapidez y tesón volvían a construir su casa, lo que los humanos habíamos quitado sin su permiso. Imagino sería que los que habían de años anteriores eran ya muy pesados y peligraban allí arriba. En poco más de quince días ya los habían terminado, excepto algunos que quitaron de postes eléctricos y pusieron unos hierros para que no volviesen allí.
 Mirad como llevan material.... 



  Hay algunos especímenes especialmente vagos que cuando ven a un o una vecina alejarse a por material, vuelan a su nido y le roban alguna rama.

Meses más tarde, ya con los polluelos.


La cigüeña blanca suele reproducirse en zonas agrícolas abiertas, cerca de zonas húmedas o pequeñas charcas. Sus nidos acostumbran a hacerlos en zonas rurales, en campanarios, pero también en las copas de los árboles, como en las siguientes tomas, encima de una encina cerca de Orellana la Vieja o en eucaliptus, cerca de Zafra.


En medio de un campo arado, entre la nada...



Sobre eucaliptus.

  Sus nidos son muy grandes, alcanzando un diámetro de entre un y un metro y medio con una altura de más de un metro en muchos casos. Normalmente construidos en varios años y casi siempre por la misma pareja. Están hechos con ramas, estiércol, barro, hojas, hierba seca, plásticos y trozos de tela, usan una gran variedad de materiales que ayudan también a mantener la temperatura de los huevos. Su peso puede ser considerable y alcanzar varios cientos de kilos, llegando a veces a más de 500kg.
  He visto que muchos de ellos, los que están en el medio rural o en tendidos eléctricos, les han puesto unos refuerzos para aguantar el peso. Junto a ellas, en sus nidos, dentro de los huecos que hay, también anidan otras especies como los gorriones, los cernícalos y grajillas.


En fila india ...

  En la foto superior se puede ver también, bajo los nidos, que han colocado unos hierros en forma de abanico para evitar que hagan más de uno en el mismo poste.


  A veces también habitan en colonias, siendo numerosas parejas que anidan juntas, a poca distancia unas de otras, en edificios abandonados o incluso las he visto en el tejado de una empresa de fruta.